Rótulo Refugio

Creado a finales de los años 30, el rótulo Refugio señalizaba los espacios destinados a proteger a la población de los ataques aéreos y marítimos lanzados durante la Guerra Civil, que se volvieron constantes en Valencia al convertirse en capital de la República. La reducción geométrica dio lugar a una imagen fácil de reconocer que traslada al plano visual la situación de emergencia que se estaba viviendo.

Proyecto

Refugio

Categoría

Gráfico

Tipología

Rotulación y Tipografía

Diseño

Rótulo original: anónimo
Desarrollo tipográfico: Kike Correcher

Fecha

Rótulo: 1937
Tipografía: 2004

Fotografía e imágenes:

Visit Valencia (David Rota)
Archivo Histórico Municipal de Valencia
Archivo Kike Correcher

En el año 2004 se celebra en Valencia el I Congreso de Tipografía, un evento bianual y de carácter internacional con multitud de actividades abiertas a los y las profesionales del diseño. Entre ellas, convocatorias como «Vaya Tipo», cuya segunda edición coincide con la inauguración del congreso, que tenía como objetivo lanzar nuevas propuestas de alfabetos y que acababan integrando una muestra expositiva y recopiladas en formato revista.

Es en este marco donde el diseñador gráfico Kike Correcher presenta Refugio, un abecedario ideado a partir de las letras que componen el rótulo original de finales de los años 30. Para su puesta en práctica creó el cartel El último refugio, que parte de un retrato de George W. Bush, presidente de Estados Unidos en aquel momento, acompañado de una frase del poeta inglés Samuel Johnson (1709-1784) donde se aplica la tipografía creada. Al emplearse este abecedario se aluden a cuestiones y valores que no son baladí, y que tienen una marcada intención simbólica e ideológica.

Desde noviembre de 1936 a octubre de 1937, la ciudad de Valencia fue capital de la Segunda República, convirtiéndose también en objetivo de los bombardeos lanzados por el ejército franquista y sus aliados. Para proteger a la población y amortiguar el impacto de los proyectiles, organismos como la Junta de Defensa Pasiva, creada en 1937 por el Ministerio de Defensa Nacional, se afanó en la construcción de refugios antiaéreos, aunque también los hubo de promoción particular. En total, se sabe que existieron en torno a 270 en la ciudad de Valencia y alrededores. La localización de ellos, al menos los sufragados por la Junta de Defensa Pasiva, se indicaba con los característicos rótulos, algunos de los cuales, como el situado en la calle Alta, el de la calle Serranos o el de la calle Espada, han sobrevivido a las crudezas históricas.

Refugio sigue la esencia reduccionista característica de este período, dando lugar a un rótulo que compone una unidad armónica fácilmente reconocible. La radicalidad geométrica ocasiona una imagen-signo fácil de identificar que alude a la finalidad comunicativa del cartel. Más allá de las singularidades formales y/o estilísticas, destaca la efectividad y capacidad funcional en un momento de emergencia, conseguida mediante el golpe visual que ofrece la geometría absoluta.

El principal rasgo formal que caracteriza el letrero es la descomposición geométrica. La presencia de este tipo de letras esquemáticas concuerda con los preceptos de movimientos artísticos en boga en ese momento o inmediatamente anteriores. Tipografías de carácter futurista, constructivista o de estilo Art Déco optaron por caracteres geométricos de trazo grueso y por el uso de las mayúsculas con el fin de facilitar la lectura.

Refugio sigue la esencia reduccionista característica de este período, dando lugar a un rótulo que compone una unidad armónica fácilmente reconocible. La radicalidad geométrica ocasiona una imagen-signo fácil de identificar que alude a la finalidad comunicativa del cartel. Más allá de las singularidades formales y/o estilísticas, destaca la efectividad y capacidad funcional en un momento de emergencia, conseguida mediante el golpe visual que ofrece la geometría absoluta.

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Sobre la autoría del rótulo se ha especulado mucho y el enigma sigue latente. Entre los nombres sonados destaca el del arquitecto Francisco Javier Goerlich Lleó (1886-1972), que en planos como el del proyecto de 1932 del Frontón Valenciano incluye un rótulo de corte geométrico que evoca similitudes con el de los refugios; o el de Josep Renau (1907-1982), que por extensión debe incluir el de la pintora Manuela Ballester (1908-1994), con quien trabajó codo con codo en sus proyectos gráficos. Sea como fuere, no es necesario ni importante saber quién o quiénes se encargaron del diseño del rótulo, pero sí destacar la fuerza comunicativa e icónica de las letras, cuyo mensaje sigue resonando décadas después a pesar del cambio de contexto.

Aunque bebe de la tradición de letras creadas a partir de la reducción formal y geométrica, las que componen el rótulo Refugio no parecen estar sacadas de un alfabeto comercial, sino que la imagen tipográfica se creó ex profeso pensando en la finalidad del mismo. Con una mirada prácticamente arqueológica, Kike Correcher ideó las letras faltantes siguiendo la esencia del rótulo.

La genealogía de este tipo de letras se remonta a la Italia del período de entreguerras, donde fábricas como la Fonderia Tipografica Enrico Reggiani, con sede en Milán, lanza tipografías como Ciclope de Guido Modiano, en 1930. Además de las reminiscencias de corte futurista, la tendencia a lo geométrico y la drástica reducción se hace patente en otros abecedarios del momento.

Para completar el resto de caracteres, el diseñador investigó la aparición de tipografías ultrageométricas y recopiló numerosos ejemplos de carteles de época y otros medios donde se aplicaban alfabetos similares. A través de recursos como la deconstrucción de formas geométricas simples se mantiene el espíritu de las letras originales, de tal manera que se apuesta por la mínima expresión para llegar a ello. Es el caso de la letra S que, al igual que en otros caracteres, son difíciles de intuir a juzgar por los tipos originales; por ello, Correcher opta por partir un círculo en dos partes y desplazarlas en diagonal.

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La genealogía de este tipo de letras se remonta a la Italia del período de entreguerras, donde fábricas como la Fonderia Tipografica Enrico Reggiani, con sede en Milán, lanza tipografías como Ciclope de Guido Modiano (1899-1943), en 1930. Además de las reminiscencias de corte futurista, la tendencia a lo geométrico y la drástica reducción se hace patente en otros abecedarios del momento. La tipografía más icónica de este estilo es la Bifur de Cassandre (1901-1968), que data de 1929; del mismo año es Futura Black, de Paul Renner (1878-1956). Del mismo modo, el profesor de la Bauhaus Josef Albers (1888-1976), en su intento por racionalizar la tipografía, experimentó durante estas décadas con fuentes combinadas y con la construcción de alfabetos a partir de tipos geométricos.

En España existen ejemplos coetáneos que evocan lo inherente a Refugio, como la imagen de la marca de tabaco Ideales diseñada por Carlos Vives (1900-1974) en 1936, que fue revisitada en 2015 por Víctor Navarro Barba y originó la tipografía Eutopia. Además, en la misma ciudad de Valencia había rótulos emblemáticos que, aunque completamente diferentes entre sí, enunciaban la modernidad epigráfica al tiempo que compartían el interés por la aproximación geométrica. Es el caso de los icónicos letreros de los cines Capitol, Metropol y Jerusalem.

Sin dejar de lado el criterio funcional y estético, la carga emocional se desata al pensar en el momento de tensión en que se gestó, en la precariedad de medios y, aunque pueda parecer contradictorio, en la firme efectividad de su recepción y lectura. Fruto de un sofisticado ejercicio desarrollado en un período de apremiante urgencia, nuevas letras se alzan como acto de resistencia.

En cuanto a la aplicación del alfabeto diseñado por Correcher, el Ajuntament de València pidió permiso para utilizarlo en la señalización actual de los refugios restaurados, así como en la pancarta colocada con motivo del 40 aniversario de la República en el consistorio. El propio diseñador lo ha utilizado en alguna ocasión, como en el póster de 2007 para la exposición celebrada en la Universitat de València en el centenario del nacimiento de Josep Renau, Prohibido fijar cuarteles. En el año 2009, el diseñador Paco Bascuñán (1954-2009) lo aplicó al cartel promocional y al catálogo de la exposición Valencia: 1900-1936. Colecciones ABC celebrada en el MuVIM. Más recientemente, la portada de la novela de Jordi Botella, Metralla (2021), recurre a esta tipografía. En todo caso, su uso se ha destinado a acciones sin ánimo de lucro y para contribuir a la memoria histórica.

La trayectoria profesional de Kike Correcher se ha desarrollado en el marco del estudio Filmac, activo desde 1992. Su trabajo se centra en el diseño gráfico, con especial dedicación a las estrategias de gestión de marcas. Es, precisamente, la función comunicativa de Refugio la que llamó su atención y caló en su imaginario personal. Para el autor del alfabeto, como ejemplo de diseño tipográfico el rótulo es demoledor.

Lejos de caer en la banalización, y más allá de la revalorización, el interés actual de este letrero y de la tipografía creada está cargada de indicios que nos siguen eclipsando. Sin dejar de lado el criterio funcional y estético, la carga emocional se desata al pensar en el momento de tensión en que se gestó, en la precariedad de medios y, aunque pueda parecer contradictorio, en la firme efectividad de su recepción y lectura. Fruto de un sofisticado ejercicio desarrollado en un período de apremiante urgencia, nuevas letras se alzan como acto de resistencia.


Raquel Baixauli Romero / Universitat de València